El periodismo norteamericano no hace más que dar calabazas. Y no es una metáfora, lo afirmo en su sentido literal.
En estos días en que la economía de Estados Unidos pende de un hilo y, digo yo, hay cosas más importantes de las que hablar, la prensa local de aquel país está abriendo con —agárrense— esto:
Ya saben que el marketing manda y hay una regla principal: dar más que la competencia. Por eso, parece que muchos editores han coincidido en que no basta solo con dar calabazas. Han buscado una variante que, por lo visto, garantiza más ventas: la portada de calabaza… con niño. Causa furor, vean.
Otra variante exitosa es la que apuesta por el tamaño: nada más impactante que un calabazón.
Finalmente tenemos la variante terrorífica, que anuncia —o eso me temo— una nueva oleada de calabazas para dentro de unas semanas, en Halloween.
Luego habrá quienes se pregunten por qué los diarios en Estados Unidos caen en picado. En fin.
Editores cabezas de calabaza se extienden por esto nuestro gran mundo del periodismo, maestro Salaverria. Sensacional tu enfoque. Abrazo!
En norte-america, preclaro maestro Ramón Salaverría, vive-se otra cultura, otro periodismo. Saludos desde São Paulo, Brasil.
Sí es cierto. Pero el negocio de las calabazas también mueve la economía. Yo nunca había vivido eso, pero las calabazas van de los hornos, las cacerolas, los postres… a los festivales, a las tiendas. Simbolizan el agradecimiento por la cosecha. Sí hay cosas más importantes y más serias. Quizás esa es su función: aliviarnos un poco la existencia.
Pertinente apunte, Carmen.