Piénselo: cuántas veces al cabo del día echa una mirada a la pantallita que lleva en el bolsillo. No hace falta que le suene una llamada, ni siquiera que el aparato zumbe tras recibir un mensaje, probablemente usted ya haya sucumbido al hábito de revisar de tanto en tanto esa pantalla con la simple intención de comprobar si hay alguna novedad. Bienvenido al mundo de la información móvil.
El actual despegue de los dispositivos móviles está cambiando rápidamente muchos de nuestros hábitos informativos tradicionales. Sin ir más lejos, está mudando la propia pauta de consumo de la información. Antes, para informarnos realizábamos consultas periódicas –nos retirábamos a ojear un diario, a ver un informativo de televisión o a conectarnos a un ordenador–; ahora, en cambio, con los móviles concebimos la información como recepción continua –nos ofrecen un torrente sin fin de novedades en el que nos sumergimos siempre que nos apetece–. Y a la vista está que nos apetece mucho. Los móviles poseen un elevado poder hipnótico con el que se apropian de un bien preciadísimo: el tiempo de la gente.
Gracias a esa cualidad, los dispositivos móviles se perfilan como un elemento clave para el futuro del periodismo. No me refiero apenas a una perspectiva económica –que también–, sino sobre todo a una nueva manera de entender y practicar la profesión periodística. Ciertamente, se adivina un salto cualitativo cuando, gracias a los móviles, tanto los periodistas como el público están comenzando a redefinir sus respectivas pautas de producción y consumo de la información.
Con todo, estamos apenas en los primeros compases de ese cambio. Así como a finales de los años 1990 las primeras publicaciones de internet se concibieron como una mera réplica digital de los medios impresos, hoy los medios móviles se presentan como una prolongación de la web. En la actualidad, al margen de las tabletas, no se elaboran prácticamente publicaciones específicas para teléfonos inteligentes. A la hora de producir información para ese tipo de dispositivos móviles, los medios se limitan a reempaquetar la información que previamente han elaborado para la web. Hoy día una publicación para teléfonos es una web con una plantilla gráfica simplificada (vea este ejemplo de BBC News: sus ediciones para web y para móvil son idénticas, aunque con formatos distintos).
Sin embargo, este modelo rácano tiene los días contados. Estamos a punto de asistir a la independización de un nuevo medio, con códigos y rasgos editoriales propios. De entrada, se distinguirá entre ediciones para tabletas y para teléfonos móviles, hoy día incluidas en una misma categoría. Así como ya ocurre con las tabletas, también los teléfonos inteligentes dejarán de ser entendidos como una simple plataforma de distribución y pasarán a considerarse un medio en sí mismo.
Aún es pronto, por supuesto, para saber cuál será el perfil exacto de esos futuros medios móviles. Pero podemos intuir ya algunos de sus rasgos probables:
- Última hora y alertas. Las publicaciones web han mostrado en los últimos años la inclinación de los usuarios por la información urgente y constantemente actualizada. Nada mejor que un dispositivo móvil para seguir al minuto ese tipo de contenidos.
. - Noticias «cerca de ti». Desde los orígenes del periodismo moderno, los periodistas saben que una noticia es más interesante cuanto más próxima está al público. Gracias a las opciones de geolocalización de los teléfonos móviles, las noticias podrán enriquecerse con referencias a ese tipo de elementos espaciales. Incluso tendremos sistemas que jerarquizarán las noticias en función de la mayor o menor distancia respecto de cada uno de los usuarios.
. - Formatos audiovisuales adaptados. La narrativa audiovisual evolucionó al pasar del televisor al ordenador. Se redujo el tiempo de los vídeos, cambió el ritmo del montaje, se utilizaron otro tipo de planos… Es de suponer que el paso del vídeo a la pantalla de los teléfonos móviles produzca mutaciones parecidas.
. - Textos simplificados. Los teléfonos inteligentes no invitan a una lectura reposada. A pesar de su resolución gráfica cada vez más depurada, sus pantallas ofrecen poco espacio para el texto, reducen la luminiscencia al cabo de pocos segundos… Por estas razones, dificultan la lectura de textos largos.
. - Nuevos formatos publicitarios. Las pantallas de pequeñas dimensiones también complican la presentación simultánea de contenido editorial y publicitario. Por eso, los teléfonos móviles son muy inadecuados para la publicidad gráfica convencional. En su lugar, los medios digitales tendrán que utilizar otro tipo de formatos que, además, aprovechen las posibilidades multimedia, de interactividad y geolocalización.
[Publicado originalmente en Blog de comunicación – UNIR]