El último número de la revista brasileña Imprensa [nº 313, julio 2015] publica en su edición de papel un artículo sobre la Digital News Initiative (DNI), proyecto de colaboración firmado recientemente por Google con los editores de prensa de Europa. Junto con otros analistas del continente, Imprensa consultó mi opinión sobre la DNI —bastante escéptica, ya lo adelanto—.
Este es el artículo, significativamente titulado «Bandera blanca»:
Por si alguien está interesado, reproduzco la entrevista completa que me realizó por correo electrónico la periodista Gabriela Ferigato:
Google afirmó que invertirá en proyectos que demuestren un nuevo pensamiento en periodismo digital. En su opinión, ¿hacia dónde camina ese «nuevo pensamiento»?
El periodismo en internet cumple veinte años y, durante este tiempo, el modelo editorial imperante ha consistido en publicar contenidos originalmente elaborados para otros soportes. Es decir, la mayoría de los medios se ha dedicado a realizar una mera adaptación de contenidos, pero no un verdadero periodismo pensado desde y para internet. Cuando Google habla de promover un «nuevo pensamiento» creo que se refiere a ese cambio: impulsar un periodismo que aproveche a fondo todas las posibilidades comunicativas y técnicas de la red, sin subordinación a los modelos heredados de los medios tradicionales.
El anuncio de la Digital News Initiative (DNI) tuvo lugar algunas semanas después de que la Comisión Europea sancionara a Google por abuso en servicios de búsqueda en Internet. ¿Cómo juzga usted esa situación?
Es imposible no pensar en una situación de causa-efecto. Google se ha visto muy presionado por dos opositores. Las autoridades europeas, sin duda el rival más importante, y la industria periodística europea. Ante esa situación, me parece evidente que ha buscado la manera de reducir la presión en su contra.
Gracias a la DNI, Google ha conseguido firmar la paz, al menos temporalmente, con uno de sus dos oponentes, la industria periodística tradicional europea, un lobby poderoso en ese continente. Además, ha alcanzado la paz a un coste económico plenamente asumible para sus enormes cuentas económicas. Por otra parte, el acuerdo le permitirá explorar futuras vías de negocio en Europa, conjuntamente con los medios periodísticos de referencia. Creo que, en vista de la situación a la que había llegado, Google finalmente ha decidido que le convenía más ganarse el apoyo de un nuevo socio que una estrategia de enfrentamiento directo contra dos opositores. Como dice la vieja regla bélica, divide y vencerás.
¿Cuál será el impacto de ese proyecto en el mercado editorial europeo?
Es pronto para saberlo, pero ya existe alguna experiencia que permite intuir por dónde pueden ir las cosas. Hay que recordar que, antes de que se firmara la DNI en abril del presente año, a comienzos de 2013 Google ya firmó un acuerdo similar en Francia con la industria periodística de aquel país. En aquel caso, presionado por el Gobierno francés, aceptó crear un fondo de 60 millones de euros para promover la innovación en la industria periodística de aquel país. Tras dos años de ayudas a proyectos, los principales beneficiarios de esos fondos han sido principalmente diarios y revistas y, en menor medida, unos pocos medios nativos digitales. ¿Ha mejorado sustancialmente la situación financiera y tecnológica de los medios franceses gracias a esas ayudas? Lo cierto es que no demasiado. Dos años después, la verdad es que la industria periodística francesa sigue sufriendo los mismos males del resto de Europa. La oposición de los medios franceses hacia Google, eso sí, se ha reducido notablemente.
¿Cómo evalúa la transición de los medios de comunicación hacia lo digital?
En los veinte años que han transcurrido desde que los medios descubrieran internet se ha producido una evolución. Al principio, los medios ignoraron el mundo digital, después lo menospreciaron, luego comenzaron a culparlo de su males y últimamente parece que, por fin, comienzan a reconocer en la red el territorio principal del periodismo en el presente y, más aún, en el futuro.
¿Cree que ese acuerdo de colaboración puede llegar a afectar al contenido editorial de los medios en algún momento?
Por supuesto, el impacto de la digitalización va más allá de lo tecnológico. El verdadero cambio, de hecho, afecta a los procesos de producción y consumo de la información periodística. Cuando decimos que las tecnologías digitales tienen carácter disruptivo para los medios no referimos precisamente a eso: han desencadenado cambios radicales en el modo de entender y ejercer el periodismo. Y esos cambios no han hecho más que empezar.
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