Con motivo de la nueva temporada futbolística (y periodística), la cadena de televisión pública TVE acaba de anunciar el lanzamiento de un nuevo programa deportivo, que viene a sustituir los domingos al veteranísimo «Estudio Estadio». El nuevo programa, que se estrena este domingo en horario de máxima audiencia y será presentado por la periodista Lourdes García Campos, se denomina «El Rondo». Así, con acento en la primera o. O sea, Róndo.
Es de sobra conocido el poco respeto de muchos periodistas deportivos por la corrección al escribir y, sobre todo, al hablar. Los días de partido, solemos escucharlos narrando cómo los jugadores primero calientan la banda (¿con estufas?) y luego, si tienen suerte, definen ante el portero. Durante la semana, esos mismos periodistas acuden a entrevistar a los jugadores después del entreno, siempre que tengan autorización del míster y no haya habido una tangana... En fin, ya saben.
Ahora bien, lo que uno no se esperaba -y no puede tolerar- es que una cadena de televisión pública, que cuenta entre sus responsabilidades el respeto y la difusión del idioma castellano, bautice uno de sus nuevos programas estrella con una palabra corrupta, digna del más iletrado de los periodistas.
Como parece que no han caído en la cuenta, a los responsables de TVE habrá que recordarles que la palabra rondo no aparece en el Diccionario. En cambio, les será fácil encontrar rondó, con acento en la segunda o, que procede del francés rondeau y se define como una «composición musical cuyo tema se repite o insinúa varias veces». Por eso, cuando los jugadores de fútbol se dedican a pasarse el balón unos a otros sin ánimo de atacar al contrario, se dice que están jugando al rondó.
[El difunto Lázaro Carreter habría escrito una bonita columna este domingo. Va por él.]
La palabra rondo la popularizó Johan Cryff en su etapa como entrenador del FC Barcelona, y de aquí el nombre del programa. Es cierto que no está en el diccionario, pero también puedo decir, en defensa del título del espacio, que nadie -repito, nadie- en el mundo del fútbol entrena haciendo rondós. En cambio, sí hacen rondos. Cualquier profesional del deporte o del periodismo deportivo lo puede corroborar.
Que una ignorancia supina del castellano esté generalizada entre los periodistas deportivos no convierte en correcta una expresión corrupta. Y si, además, estos periodistas adoptan la palabra amparados en que la decía Johan Cruyff, conocido por su exquisito dominio del español, apaga y vámonos.
Si ésa ha de ser la razón de reconocer una palabra bastarda, voto por que la RAE incluya cuanto antes en el Diccionario el famoso «ostentóreo» de Jesús Gil y el no menos famoso «candelabro» de Sofía Mazagatos. Para el caso, son lo mismo, ¿no?