Una mirada al futuro del periodismo en 2100

IMG_0059 Para celebrar su 135º aniversario, el diario barcelonés La Vanguardia ha publicado el suplemento especial 2100. La vida en el futuro [gratuito, previo registro]. En sus 220 páginas, esta publicación se pregunta cómo será nuestra vida al final de este siglo. La prospectiva se aplica a todo tipo de áreas y disciplinas: la ciencia, la medicina, la alimentación, la familia, la educación…

Como no podía ser de otro modo, el suplemento trata también sobre el futuro de los medios de comunicación: La tecnología es el mensaje (pp. 170-172). El autor, Salvador Enguix, me consultó junto con otros especialistas.

Aclaro que, en lo que a mí respecta, mis observaciones no pretenden ser un vaticinio. Quienes me conocen saben cuánto detesto a los adivinos. No sé si alguien puede estar en condiciones de saber cómo serán los medios ya sea en 2100, en 2050 o incluso en 2017,  pero, si lo hay, desde luego no soy yo. Nunca he creído en tendencias inexorables. Por el contrario, pienso que el periodismo y los medios de comunicación serán lo que sus profesionales decidan que sean. Así que si el futuro del periodismo depende de algo es, sobre todo, de nuestro coraje en reinventar la profesión.

Reproduzco el artículo:

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Por si interesan a alguien, reproduzco íntegras mis respuestas a la preguntas que me remitió Salvador Enguix para ese artículo:

¿Cómo serán los medios de comunicación en los próximos 20, 30 o 50 años?

En los últimos años ha comenzado lo que denomino un “cambio gravitatorio” en los medios. Con esa metáfora me refiero a que se está produciendo un cambio radical en la relación de fuerzas entre los distintos tipos de medios. Esta evolución se completará en las próximas décadas. Los medios que han disfrutado durante décadas de la hegemonía editorial y publicitaria –no solo me refiero a la prensa impresa sino también a la televisión– perderán definitivamente ese lugar protagonista, que será ocupado por los medios digitales. Hoy día los medios periodísticos digitales ya son los segundos por audiencia, solo por detrás de la televisión. Pronto veremos cómo también ese medio pierde el liderazgo frente a las publicaciones digitales en red, que serán cada vez más audiovisuales.

Ese cambio gravitatorio aupará a los medios digitales a una posición de referencia en el seno de las empresas periodística, convertidas no solo en columna vertebral de su negocio sino también en configuradores principales de la opinión pública. Ahora bien, esto no significará que los medios restantes desaparezcan. Frente a los vaticinios catastrofistas de distintos autores con respecto del futuro de la prensa e, incluso, de la televisión y la radio tradicionales, pienso que estos medios seguirán teniendo su público en el ecosistema informativo, aunque sea desde una posición secundaria y con un alcance menor.

La historia del periodismo nos enseña que los medios impresos no desaparecieron cuando surgieron competidores audiovisuales como la radio y, más tarde, la televisión. Por el contrario, cada uno de esos medios exploró su propio espacio en el mercado, en competencia con los existentes. No hay razones para pensar que no se repetirá ese fenómeno una vez más: no creo que los medios tradicionales desaparezcan en las próximas décadas, pero sí estoy seguro de que perderán buena parte de su actual cuota de mercado y que, además, se verán obligados a redefinir su identidad en un nuevo mercado presidido por las publicaciones digitales en red.

¿Cómo será la relación del consumidor con la información y qué papel jugará esa información en su vida?

En las próximas décadas, los medios van a estar por supuesto ligados a la evolución de la tecnología, pero no solo a ese factor. Como hemos comprobado en los últimos años, la salud del periodismo depende también de la coyuntura económica, de los cambios sociales y de otros factores que, combinados, determinan el perfil de los medios del futuro. Por lo tanto, lo primero que deseo subrayar es que para anticipar cómo serán los medios no basta con fijarse en cómo evolucionará la tecnología.

Sin embargo, si nos fijamos solo en ese factor, hay algunas tendencias que anticipan cambios profundos para los medios. En las nuevas tecnologías se adivinan tres líneas que tendrán una incidencia directa en la oferta informativa: cambiarán el espacio, el tiempo y el lenguaje.

En primer lugar, cambiará nuestra relación espacial con la información. La gente vivirá rodeada de aparatos interconectados, en eso que ya se denomina la internet de las cosas. En esa red ubicua ya no tendremos que buscar la información, sino que esta acudirá constantemente a nuestro encuentro, sin necesidad de que la pidamos. Tendremos pantallas y sistemas de alerta en todos los lugares imaginables: las habitaciones de nuestra casa, supermercados y centros comerciales, nuestro automóvil, carteles en las carreteras, medios públicos de transporte, oficinas… Todos los lugares compondrán un mosaico sin fin de pantallas donde se nos mostrará información personalizada, conveniente trufada de mensajes comerciales. Por si eso fuera poco, continuaremos pegados a nuestros dispositivos móviles, que ya nadrá tendrán que ver con teléfonos y que se convertirán en nuestra herramienta de acceso a la realidad aumentada y en nuestro pasaporte para ese sistema de información global. Ante ese escenario, los medios dejarán definitivamente de pensar en términos de soporte (papel, ondas herzianas, web…) y se redefinirán como sistemas de información multiplataforma.

En segundo lugar, cambiará la temporalidad en la producción y el consumo de los contenidos informativos. Este será un cambio radical para el periodismo, una profesión que, como su nombre indica, está definida por la periodicidad. Desde el siglo XX, el periodismo ha estado determinado por los períodos: meses o semanas para las revistas, días para los periódicos, y horas para los espacios informativos de radio y televisión. Frente a ese modelo cíclico, que ha marcado durante décadas no solo el consumo informativo sino también su producción, los medios pasarán definitivamente a un modelo de información ininterrumpida, en el que las noticias se publican tan pronto como ocurren. La información divulgada en períodos pasará a ser residual: la mayoría de la gente consumirá información aquí y ahora. Como consecuencia, la mayoría de las redacciones de medios se reconvertirán en agencias de información continua y multimedia.

La tercera gran tendencia de evolución afectará al lenguaje de los medios. Los contenidos multimedia actuales, donde se combinan textos, imágenes y sonidos, serán superados por un tipo de narrativa multimedia mucho más rica y diversa. Además de los elementos actuales, las informaciones del futuro incluirán recursos táctiles y puede que también olfativos y gustativos. Por lo que se refiere a lo táctil, los dispositivos móviles hace tiempo que emplean la vibración como forma de alerta; en el futuro, las vibraciones se convertirán también en fórmula para informaciones periodísticas básicas, como alertas sobre goles, cambios en cotizaciones bursátiles y cosas parecidas. Además, se desarrollará la realidad virtual, la realidad aumentada y los contenidos 3D, de modo que la información pasará a convertirse en un experiencia tridimensional y envolvente. En cuanto a añadir recursos olfativos y gustativos a la información parece algo más remoto, si bien ya existen innovaciones tecnológicas que preludian esa posibilidad. Si finalmente se desarrollan y comercializan, tendremos la oportunidad de experimentar informaciones multisensoriales hoy día inconcebibles, como por ejemplo informaciones sobre perfumes enriquecidas con aromas o recetas gastronómicas con sabores.

¿Cómo será el periodismo del futuro y, en este sentido, qué papel jugará el periodista en esa sociedad global?

El periodismo es una actividad que se justifica por su función social: es la forma de la que se han dotado las sociedades democráticas para que sus ciudadanos puedan tomar decisiones informadas en libertad. Por desgracia, buen número de medios actuales abdican de esa aspiración y han degenerado, por el contrario, en una oferta de contenidos pseudoinformativos que, en realidad, responden a una intención de entretener o de difundir publicidad más o menos encubierta.

En este aspecto no soy muy optimista: mi impresión es que la información de baja calidad ocupa cada vez más espacio en los medios, ya sean tradicionales o de última generación. Y esta tendencia va a continuar. La deriva actual hacia una información ininterrumpida en internet favorecerá un tipo de periodismo poco elaborado y barato, más pendiente de la cantidad del tráfico generado que de la calidad objetiva del producto. Igual que en la televisión, en suma.

Frente a ese periodismo de gran consumo habrá también espacio, sin embargo, para el periodismo de calidad. Ocurrirá, en fin, algo parecido a lo que hoy sucede con los restaurantes: los hay de comida rápida, pero también los hay más tradicionales, y algunos están reservados solo para gourmets. Todos esos restaurantes tienen su clientela: masiva y menos exigente en los de comida rápida, reducida y refinada en los de alta cocina. Los medios del futuro ofrecerán una diversidad similar: habrá medios McDonalds, con franquicias globales, pero también exclusivos medios El Celler de Can Roca. Entre ambos extremos, existirá una variada gama de medios. En ese ecosistema tan diverso, los periódicos estarán obligados a elegir: deberán apostar por mantener un perfil de medios masivos, en cuyo caso tendrán que ofrecer contenidos para ese tipo de publico, o bien, por el contrario, deberán optar por un periodismo más selecto, orientado hacia públicos de nicho de paladar exigente. Atender los dos perfiles al mismo tiempo se me antoja algo muy difícil.

Profesor de periodismo e investigador sobre medios digitales en la Universidad de Navarra. Twitter: @rsalaverria

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1 Comment » for Una mirada al futuro del periodismo en 2100
  1. Me gustó el enfoque futurista. Hace poco cuando estando en una clase de la Tecnicatura en Comunicacion Digital de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, yo me animaba estimulada por los docentes de la carrera a pensar en la «Maquina de los sueños» y leyendo éste artículo entendí que el imaginario es un lugar que trabaja en concordancia con un sinfín de patrones mentales que nos hacen ir mas rápido en el tiempo! Los comunicadores o periodistas debemos influir y trabajar con cierta responsabilidad en el manejo de la información y coincido totalmente en que se debe ser serio y noble en los modos de transmitir tal mensaje o comunicado. En el aquí y el ahora, me honra haber podido leer sus líneas!!!

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