Los periodistas sufrimos horror vacui. Nos aterra quedarnos sin palabras ante un micrófono, que un error en la cámara nos deje sin fotos, que la crónica prometida no llegue a tiempo a la redacción. Sobrellevamos de mala gana que una información nos salga mediocre de vez en cuando, pero lo que de verdad nos produce pavor es quedarnos en blanco. No tener nada. Cero.
Imaginen los sudores del editor de portada de este diario de Brasil. Lo peor que le podía ocurrir ocurrió. Un abrazo, compañero.
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Actualización:
Mi amigo Antonio Carlos Leite, director del diario Metro de Vitória (Espirito Santo, Brasil), cuenta el final feliz de la historia: «Pobre do editor. A capa do jornal foi enviada para o site Newseum, responsável por publicar primeiras páginas de todo o planeta, antes de ser concluída. O resultado foi esse! Parece que o jornal saiu sem a foto. Mas a edição impressa está correta. A ‘foto do futsal’ chegou a tempo…«.
Esto cambia el sentido de mi nota. La realidad es que la foto no llegaba… pero finalmente llegó.